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Artículos de interés

Martha Palma Troconis

Amor incondicional


El ingrediente fundamental y necesario para que un padre o un adulto significativo genere un niño resiliente es el Amor Incondicional. Si hay otros ingredientes pero quiero concentrarme en este porque es el más importante. Casi que con este no importan los demás, o mejor dicho, los demás vienen por añadidura.

Dirán que todos los padres amamos incondicionalmente y no es así. A veces no lo hacemos porque no queremos, sino porque no lo sabemos y eso implica un trabajo importante como ser humano. Por eso pienso, y lo he dicho muchas veces, que nosotros como papás tenemos el deber de trabajar nuestra historia para que en la medida de lo posible dejemos la menor cantidad de herida a nuestros hijos.

Aunque por otro lado, hagamos lo que hagamos, siempre ellos tendrán algo que trabajar, ya sea por sí mismos o con terapia. Somos seres humanos, cometemos errores como padres y sin saber o también puede haber una mala interpretación de algo que hicimos. Así que pase lo que pase nuestros hijos tendrán que trabajar su infancia y su educación. Solo quería hacer esa aclaratoria. Nadie se salva de la necesidad de ir a terapia en un momento dado, si realmente quiere trabajar sus demonios.

Volvemos al amor incondicional. Este amor no implica dar todo sin medida y sobreproteger. El verdadero significado de amor incondicional es que nuestro hijo se sienta amado haga lo que haga. Que no sienta la necesidad de ganarse nuestro amor. Que él sepa que lo tiene sin importar sus fallas.

Aja, y ¿cómo ejercemos ese amor incondicional? Diciéndole: Te amo, te quiero, estoy orgullosa de ti con frecuencia. Demostrarlo: abrazarlo, besarlo y amapucharlo. El tiempo destinado para él no tiene que negociarlo, le pertenece. Allí tus ojos y tu cerebro deben estar clavados en lo que él dice. Sus historias deben ser de tu completo interés, sus miedos, sus comentarios, sus hobbies. Esa es la forma de fabricar un camino directo hacia él o ella.

Cuidado, caso aparte es cuando quieran un juguete, un regalo, una salida. Eso sí debe ganárselo, pero eso es tema para otro día.

Lo cierto es que el amor incondicional construye a niños resilientes, es decir, que gestionarán sus frustraciones, se sentirán merecedores del amor sano y su vida tendrá sentido.


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